jueves, 4 de agosto de 2016

TYPOE en el Faena Art Center

Luego de meses de no estar abierto al público, y de mucha incertidumbre, finalmente el Faena Art Center de Buenos Aires, vuelve a abrir sus puertas al arte. En este caso, el turno es para el joven artista norteamericano: TYPOE.



Entrar al Faena Art Center es vestirse de blanco. La mente se relaja con el amplio espacio que propone. Ventanas y puertas elegantes que dominan la hermosa vista de Puerto Madero. Baños y servicios dignos del lujo hotelero. Faena logra que cualquiera se sienta un invitado de honor a una gala. Esto genera que un precio a la entrada sea más que justificado.

De repente, entre el lujo y el amplio espacio blanco, interrumpe un tornado de colores y formas. Typoe nos da la bienvenida con “Forms from life” (Formas de la vida).


La instalación ocupa todo el sector principal y está compuesto por un conjunto de formas geométricas coloridas y de gran tamaño. Algunas figuras se encuentran solas y otras se acoplan para formar una sola estructura. Hay cuadrados en bloques; tubos que dan la alusión a las columnas de las ruinas romanas y arcos que sirven de pasadizos para entrar y salir en este laberinto de formas.

Claramente, hay un guiño a la infancia. Ya sea por el uso de formas geométricas, la utilización de colores y la distribución de las mismas (donde hay estructuras que recuerdan a esas casas que uno armaba cuando era chico con los elementos que contaba).

Pero luego de un rato, sentimos que además de la referencia a una infancia, hay otros elementos que nos observan. Elementos, que poco tienen que ver con la in0cencia. 


En la entrada nos recibe una pieza de color rosa que, rápidamente, uno pasa desapercibido por las demás formas y colores, pero esa pieza es la única que no tiene una forma geométrica. Generalmente, y luego de recorrer toda la instalación, nos percatamos que esa pieza tiene forma de calavera.

También, en la parte superior de varias formas geométricas, se encuentran pájaros negros. Estas aves son parte de la muestra que nos observan todo el tiempo. De golpe, las empezamos a ver en todos lados. 

Estos elementos de muerte los apreciemos sólo después de un rato. De esta manera, se crea la sensación de sorpresa e incomodidad. El artista unifica la infancia y la muerte en la misma obra. Y de repente, se abre un discurso sobre la muerte de la infancia, el dejar de ser niño, la sensación de luto por la pérdida inevitable de la inocencia en la sociedad.


Typoe genera, de manera maravillosa, la sensación de que, mientras disfrutábamos de los colores y las formas, la muerte ya nos estaba acechando. Quizás como la vida misma…



Luis Médici