Hay un mal concepto del éxito. Como si fuera un objetivo laboral a futuro. Y el éxito es comenzar a realizar tu trabajo con tu forma de ser. Confía en tu manera de hacerlo, porque sólo así, crearás un nuevo modo de hacer lo que todos hacen de la misma. Y veras como comenzarás a destacarte y a recibir el reconocimiento de tus pares.
Y no sólo en el trabajo. El éxito es empezar a vivir la vida a tu manera. No es un objetivo a futuro, es hacer las cosas a tu modo en el presente. Recién ahí te sentirás exitoso y feliz.
El éxito no puede comenzar con el reconocimiento de otros, comienza con el de uno mismo.
Confía en vos y ya estarás siendo exitoso.
Páginas
▼
miércoles, 30 de marzo de 2022
lunes, 14 de marzo de 2022
La ciudad de Buenos Aires y su puerto. (1776-1930)
Es sabido que Argentina no nació como un país unificado. De hecho, desde la revolución de 1810, los desacuerdos sobre cómo organizarnos, nos llevó a largas y cruentas guerras civiles.
El gran tema de siempre: La ciudad de Buenos Aires, su puerto y el resto del territorio.
La arrogancia de Buenos Aires la creó el virreinato del río de la plata.
Hasta 1776 Buenos Aires casi no existía. Era un pueblo y un puerto pobre que subsistía gracias al contrabando y no tenía lugar en las prioridades de la corona.
Lo importante para España radicaba en la plata del virreinato del Perú. La misma se extraía del Potosí y se trasladaba al puerto del Callao. Cargaban todo en un barco que viajaba al istmo de Panamá. Desde allí, descargaban todo y volvían a cargarlo en lomos de burros. Cruzaban todo el istmo por tierra. Llegaban al otro extremo (Portobello), donde trasladaban todo a otro barco. Cruzaban el caribe atestado de piratas y llegaban a España.
Ese sistema era caro, lento y peligroso. Por eso, surgió una nueva idea sacando la plata por ríos internos hasta llegar al puerto de Buenos Aires (primer puerto ultramar desde Potosí a España del margen de mayor control español del río de la plata. Montevideo era el puerto natural pero quedaba más lejos de Potosí y se encontraba rodeado de la amenaza portuguesa). Entonces, desde Buenos Aires, sería un viaje directo, económico y seguro hasta el viejo continente. Con esta nueva idea, decidieron dividir el virreinato en dos y nació el del río de la plata en 1776.
Buenos Aires comenzó a crecer a pasos agigantados. Ser la capital de un virreinato, no es poca cosa. La ciudad pasó a ser la única conexión de todo el nuevo virreinato con la metrópolis. Comenzó a albergar a las autoridades e instituciones políticas, jurídicas, comerciales, militares y religiosas más importantes.
Y aquí nace el dato interesante. El centro del poder estaba en Buenos Aires que extendía su accionar a lo largo de todo el territorio. Por lo tanto, era un estado unitario. Esta forma de gobernar era el vigente en España en ese momento.
(Hoy en día España es una Monarquía parlamentaria con un sistema de gobierno unitario. El primer ministro elije a los gobernadores, por ejemplo.)
Fue esa forma centralista impuesta por el reino de España, la primera que conocimos. En consecuencia, los unitarios no inventaron nada, sólo quisieron mantener el mecanismo al cual estaban acostumbrados (y cómodos). El objetivo de la revolución de mayo fue cambiar la cúpula de ese sistema y no cambiarlo por otro. En otras palabras, fue un golpe de estado dentro de un mismo sistema unitario.
En la época de la colonia, España había impuesto el monopolio en la zona del río de la plata. Por lo tanto, el puerto de Buenos Aires sólo podía comerciar con la corona española. Esto creo un sistema de comercio exterior con un sólo puerto autorizado. Este sistema, favorecía económicamente y políticamente a la elite de Buenos Aires que se acostumbró a un estilo de vida y control que no quiso perder luego de la independencia. Políticamente, querían la “revolución” pero económicamente querían mantener el sistema monopólico colonial.
En cambio, los que sí quisieron proponer una revolución en todos los aspectos, fueron los terratenientes de las provincias del litoral: Santa Fé, Corrientes, Entre Ríos, los pueblos de Misiones, Córdoba (por un periodo) y la banda oriental.
Ellos, producían lo mismo que Buenos Aires y tenían salida al río para poder comerciar con el exterior, pero no tenían permiso. Es más, el puerto de Montevideo era el puerto natural y cercano a Europa. Sin embargo, los productores de la banda oriental, tenían que llevar sus mercaderías al puerto de Buenos Aires y pagar por el uso de su aduana.
Esta situación era injusta para ellos y crearon el partido Federal. Preferían que las provincias delegaran algunas libertades y poderes, pero conservando competencias y autonomía. Se basaron en el sistema de los Estados unidos. El líder de esta propuesta fue el uruguayo Artigas.
En la asamblea del año XIII, Artigas le propuso a Buenos Aires qué el gobierno federal se situase fuera de Buenos Aires, que libere el comercio, que determinar el derecho a poseer armas y que declare puertos libres a Maldonado y Colonia (Montevideo todavía estaba en manos españolas). Buenos Aires no aceptó estos pedidos porque los veía como un intento de independencia y crean, en 1814, la Liga de los pueblos libres. La misma estuvo conformada por: Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, la Provincia Oriental (liberada de los españoles), Santa Fe y los pueblos de Misiones.
(Por eso, estas provincias no participaron de la declaración de la independencia de 1816 en Tucumán.)
Pero no pudieron disfrutar mucho tiempo de su federalismo. No sólo estaban en guerra con Buenos Aires en el sur, sino que, aprovechando esta crisis, el reino de Portugal invadió desde el norte la Banda oriental en 1816. Imposibilitado de mantener dos frentes, Artigas se rindió en 1820. Así nació la Provincia Cisplatina que quedará en manos del gobierno de Brasil. Esto puso fin a la liga de los pueblos libres.
Buenos Aires intentó una primera unificación nacional con la constitución de 1819. Pero era tan unitaria, que provocó que cada provincia quedaran en plena autonomía dando inició a la época de la “Anarquía de 1820”.
Cuando finalizó la guerra de independencia y se apagó el último foco de resistencia española (1824), se inició una guerra contra el Brasil para recuperar la banda oriental (1825-1828).
Pero para poder reclamar una provincia, tuvimos que declararnos un país conformado, con una constitución y un presidente. Es por eso, que rápidamente se elaboró el segundo intento de constitución (1824) donde se nombró por primera vez a la República Argentina y a un presidente: Rivadavia.
(En esa constitución, Rivadavia propuso la ley de capitalización. Nombrar a Buenos Aires capital de la nación y quitársela a la provincia junto a la administración de su puerto y las ganancias de su aduana. Aquí vemos el primer intento de federalización de la ciudad de Buenos Aires. Finalmente, no tuvo apoyo.)
En el campo de batalla, la guerra la ganó la República Argentina de la mano de Brown, Lavalle y Alvear. San Martin ofreció su ayuda desde Francia, pero sólo si renunciaba Rivadavia.
(Desde la revolución industrial, las potencias industriales europeas buscaron expulsar la influencia de España en las colonias americanas para sumarlas al nuevo sistema capitalista.
Es por eso que Inglaterra formó y apoyó focos revolucionarios para expulsar a los españoles y crear gobiernos liberales a fines. Esta tarea estuvo bajo la Masonería.)
Que Argentina ganara la guerra no le convenía a Inglaterra. De esa manera, un país tendría el control total del río de la plata. Argumentando una mediación en favor de la paz, los ingleses presionaron para que se creara un nuevo país. Ambos países terminaron aceptando y así nació la República Oriental del Uruguay.
Inglaterra creó este nuevo estado apoyando a Rivera como presidente (liberal/colorado). Y del otro lado del río, apoyó el golpe de estado de Lavalle (liberal/ unitario) contra el gobernador Federal Dorrego. De esa manera, en 1828, Inglaterra y Francia lograron su objetivo: Habían gobiernos liberales a fines a ambos márgenes del río.
Sin embargo, este desastroso arreglo para la Argentina (haber perdido la banda oriental) y el fusilamiento de Dorrego, generó una profunda crisis política que Lavalle no pudo manejar. La posibilidad de perder la unión de las provincias del sud, con consecuencias nefastas para el comercio exterior, era muy factible. Esto no sucedió gracias a un sólo hombre: Juan Manuel de Rosas.
Rosas era el terrateniente más poderoso de la provincia de Buenos Aires (y era socio del hermano de Dorrego). Se dedicaba a la explotación ganadera, saladero de pescado y exportación de productos varios en la estancia. Tenía excelentes vínculos comerciales con Inglaterra desde toda la vida. Fue él mismo, en persona, quien interfirió para que la crisis política interna no creciera. Se reunió con Lavalle para llegar a un pacto y así lograr la paz. Y además, se reunió personalmente con los comerciantes inglesas para convencerlos de que había estabilidad y que el comercio con estas tierras seguía siendo seguro y confiable. Gracias a su excelente habilidad política, logró ambos objetivos. Por algo lo bautizaron: “El restaurador de las leyes”.
No había mucho más que pensar, era el candidato ideal a gobernador de su provincia. Asumió en 1829 y su influencia fue total sobre el territorio hasta 1852.
Rosas se declaró un ferviente Federal en lo político, sin embargo en lo económico, era más bien flexible, y por momentos, un extremo unitario. Esta ambigüedad le permitió reconocerse entre las masas populares (peones, gauchos y caudillos) y al mismo tiempo, con los terratenientes ricos y finos de Buenos Aires.
Por un lado, desarrolló su facción federal: Confeccionó la Confederación argentina que le brindó la tan deseada autonomía a las provincias lideradas por caudillos. Las mismas, poseían sus ejércitos, moneda, leyes y solamente (y no porque fuera poco) le designaban a Rosas la representación exterior. Eran estados autónomos unidos con una misma representación exterior.
Creó la “ley de aduanas”, infringiendo impuestos a productos importados que se producían en la confederación. Y bloqueó la navegación de los ríos para barcos extranjeros que no tuvieran permiso. Ambas medidas pasaron a la historia como un claro símbolo de soberanía.
Y por otro lado, desarrolló su lado Unitario: Para gobernar, exigió poderes extraordinarios. Todo tenía que pasar por él. Al ser el único representante de la confederación con el exterior, exigió que sólo el puerto de Buenos Aires pueda comerciar con Europa. De esta manera, las demás provincias se vieron obligas a exportar pagando los aranceles de la aduana de Buenos Aires.
Y con respecto a la “ley de aduanas”, el dinero del impuesto a los productos extranjeros, se quedaban en la aduana de Buenos Aires. O sea, por un lado, permitía el ingreso de la mercadería (lo que ya generaba un ingreso a la aduana de Buenos Aires) pero además, se generaba otro ingreso por el impuesto de “la ley de aduana” que también quedaba en la aduana de Buenos Aires.
Pero para que el centralismo en el puerto de Buenos Aires se cumpliera, debió bloquear la libre navegación del río de la plata. Para lo que tuvo que buscar influenciar en la naciente República Oriental del Uruguay liberal creada por Inglaterra y lleno de Unitarios opositores. Para eso, apoyó un golpe de estado de Oribe (blancos/ federales). Lo que dio comienzo a la Guerra Grande entre 1838-1852.
Esa guerra estuvo marcada por bloqueos ingleses y francés al puerto de Buenos Aires y bloqueos de la confederación al puerto de Montevideo, donde se encontraban Rivera, los colorados y unitarios argentinos sitiados por Oribe.
En ese conflicto (por el control de la navegación y el comercio del Rio de la plata) se libró la famosa (pero poco importante) batalla de “Vuelta de Obligado”. También se sumaron otras potencias europeas, como Italia, la cual trajo al famoso Giuseppe Garibaldi a pelear en nuestras tierras del lado de los liberales.
Los intereses europeos cambiaron rotundamente sobre estos pagos en el trascurso de las revoluciones de 1848. Los nuevos gobiernos consideraron que el conflicto del río de plata les traía más problemas que beneficios económicos y firmaron un tratado de paz que favorecía Rosas y su control de los ríos.
Esta falta de interés por parte de las potencias europeas sobre el río de la plata, inició una escalada violenta contra Rosas, a tal punto, que su amigo y General federal, Urquiza, se proclamó líder de la oposición.
Justo José de Urquiza invadió Uruguay donde derrotó a Oribe (aliado de Rosas). Se reunió con los unitarios y los colorados de Montevideo. Consiguió apoyo del imperio del Brasil (también perjudicado por los tratados) y desembarcó en Buenos aires en 1852. En Caseros, se libró la famosa batalla y Rosas fue desterrado del país. El liberalismo volvió a triunfar en las aguas frías del sur.
Ya en el poder, Urquiza invalidó el tratado de Rosas y dictó la apertura de los ríos a todas las naciones, siendo los buques libres para navegar y levantar o dejar carga sin tener que parar antes en Buenos Aires. Esto provocó la separación de Buenos Aires de la confederación el 11 de septiembre de 1852 y así nació el estado de Buenos Aires (1852-1861).
(En 1853, se crea la tan deseada y pospuesta constitución. La misma fue republicana, federal y presidencialista. La capital fue Paraná y el primer presidente, Urquiza. Buenos Aires no participó por ser un estado independiente.)
Durante 1853 – 1859, convivieron sin guerras, la Confederación a cargo del federal Urquiza y el estado de Buenos Aires a cargo del unitario Mitre. La libre navegación de los ríos les convenía a ambos.
Sin embargo, el puerto de Buenos Aires, seguía siendo el mejor en estructura, ubicación, condiciones navegables y políticas. Era el puerto conocido y respetado por Europa. A la confederación le costó competir con sus puertos de río. Las potencias europeas, preferían comerciar con el puerto de Buenos Aires y esto llevo a qué las provincias de la confederación se vuelquen, de nuevo, al puerto de Buenos Aires. Esto hizo más rica a Buenos Aires generando su mejor época económica. Al ser un estado independiente, las provincias pagaban para entrar y para utilizar el puerto.
(Recién en 1855 se comienza a construir el primer puerto funcional de Buenos Aires: La aduana de Taylor y el muelle de pasajeros. Hasta ese entonces, el “puerto” eran carretas tiradas por caballos que se adentraban en el río (donde el agua no llegaba a taparlos) hasta llegar al barco donde realizaban la carga/descarga de mercadería/pasajeros en medio del agua.
Hay que tener en cuenta que el río de la plata es poco profundo, casi plato o como le dicen los ingleses: “River Plate”. Es muy interesante que el factor más importante de nuestra historia no existiera realmente como tal antes de 1857. O sea, obtuvimos la Constitución, con todo lo que nos costó por el tema del puerto de Buenos Aires, antes que la creación del mismo.)
Urquiza intentó cambiar la situación anexando Buenos Aires a la confederación con la batalla de Cepeda (1859). Logró la anexión pero no logró quitarle su importancia. Finalmente, le concedió el poder mediante una falsa derrota en la batalla de Pavón (1861). La Argentina, a pesar de ser un estado federal declarado en su constitución, volvió a tener a la cabeza del poder a la ciudad de Buenos Aires y su puerto.
Desde 1862, empezó a tomar forma el Estado Argentino. El mismo, no pertenecía a ninguna provincia, ni ciudad. El estado es una convención creada por la unión de las provincias.
El poder del Estado es llevado adelante por el presidente, sus ministros, diputados, senadores y jueces que están conformados por ciudadanos de todas las provincias. Por primera vez en la historia Argentina, un ente estaba por sobre todo lo demás.
La consolidación del poder del estado llegó cuando, en 1880, se federalizó la ciudad de Buenos Aires. Esto significaba, que la ciudad, su puerto, su aduana y todo su dinero, ya no pertenecerían más a la provincia de Buenos Aires sino que pasarían a depender directamente del ente estatal. Esto generó la resistencia del gobernador de la Provincia, Carlos Tejedor, que inició una resistencia sin éxito (Revolución de 1880).
Se podría decir que el fin de la guerra entre unitarios y federales llegó en 1880 cuando el naciente estado les quita a todos el puerto de Buenos Aires para quedárselo él mismo. De esa manera, se puso fin a un desequilibrio de poder pero se inició otro.
El estado argentino fue creado y administrado por un mismo sector social: La oligarquía nacional. Fueron ellos, mediante el reclamo europeo, los que idearon un nuevo país, organizado, con garantías y sin guerras internas para dar una imagen seria que nos permitiera ingresar al comercio mundial. Es por eso, que durante la primera presidencia de Roca (1880-1886) el lema fue: “Paz y administración”. Claramente, el lema del partido, era para los europeos que nos veían de lejos.
Europa estaba en plena “belle époque” (1871-1914) Un periodo sin guerras, donde todo el esfuerzo estaba puesto en la expansión colonial, la segunda revolución industrial y el capitalismo. Es en este contexto donde los europeos promulgaron una división mundial del trabajo donde hubiera países productores de materia prima y países que los procesen en sus fábricas. Claramente, a la Argentina le propusieron ser un país exportador de materia prima y nosotros aceptamos complacientes (además traían inversiones en trenes y transportes públicos).
Los gobiernos oligarcas del PAN (1874-1916) se van a encargar de mantener a la Argentina en este rol del capitalismo mundial: Una economía agroexportadora, un estado conservador, ordenado, complaciente y con fraude electoral para que nada de esto cambie.
Por lo tanto, la riqueza que generaba la argentina y sus puertos, ya no estaba en manos de unitarios o federales. Ahora, con la federalización de Buenos aires, estaba en manos de la oligarquía disfrazada de estado nacional democrático.
Los unitarios y federales eran ambos terratenientes, pero que no se reconocían como la misma clase social porque no existía ese concepto en 1810. Al ser de distintas provincias, eran peleas más territoriales pero ambos producían lo mismo y tenían los mismos clientes. El estado nacional es la unión de todos los terratenientes controlando todos los puertos nacionales y que se empiezan a reconocen como una misma clase social digna de gobernar.
Todas las leyes creadas en estos gobiernos fueron a fin de este sistema agroexportador conservador. La ley de inmigrantes es una de las más recordadas. Será la ley que les traerá la de mano de obra barata necesaria para sus campos, pero además, les traerá la semilla del fin de su paso por el estado.
La gran mayoría de los inmigrantes no tenían formación académica. Trabajaban de sol a sol en los campos. Sus ingresos eran pocos, pero como la educación era gratuita, pueden enviar a sus hijos al colegio y universidad. Es así, como en poco tiempo, los hijos de los inmigrantes analfabetos comienzan a ser profesionales. La famosa época de “Mi hijo el dotor”. Van a ser estos jóvenes académicos los que logren formar la inexistente clase media y van a denunciar el fraude electoral. Son la Unión Cívica y harán su entrada oficial en la política en la Revolución del parque de 1890.
En ese momento el presidente era Celman (cuñado de Roca) y su mandato se vio en golpeado por la crisis económica de 1890 (generada por la especulación de las inversiones inglesas). Crisis política más crisis económica, da como resultado una revolución. La misma no generó un sufragio universal pero si un lugar para una oposición política conformada por Alem, Mitre, Bernardo de Irigoyen, Lisandro de la Torre, Juan B Justo y un joven Hipólito Yrigoyen entre otros.
La oligarquía se vio amenazada ante esta nueva organización que pedía postularse en las próximas elecciones. Roca, como líder de su partido (PAN) ideo una estrategia. No permitió el sufragio universal, claramente, pero si invitó a uno de sus líderes (Mitre) a participar de la elección de la próxima fórmula presidencial del PAN. De esa manera, Roca logró que ellos creyeran que estaban participando del gobierno, cuando en verdad, evitó que se postulen en las elecciones. Este arreglo generó un quiebre en a U.C. Los que se sintieron decepcionados por Mitre, fundaron la Unión Cívica Radical (UCR) con Alem a la cabeza. Y son ellos, luego de varias revoluciones más, los que no dieron a torcer el brazo y lograron el voto universal, secreto y obligatorio decretado por Roque Sanz Peña en 1912.
Las elecciones presidenciales siguientes a la ley, fueron las de 1916. En esa elección dejó de existir el PAN y se presentaron reales partidos políticos. Ganó la fórmula de la UCR, Yrigoyen- Luna. Y por primera vez en la historia Argentina, el estado, la ciudad de Buenos Aires, su puerto, su aduana y todas las riquezas generadas por el campo, no fueron administradas por los terratenientes, sino por una creciente clase media.
Sin embargo, esto no podía durar mucho. La situación política fue muy tensa durante las presidencias radicales (1916-1930).
Que el estado no estuviese en manos de la oligarquía, generaba para muchos, una injustica y una mala idea. ¿Cómo podía ser que un país agroexportador no estuviese administrado por sus terratenientes? Y por otro lado, también generaba el terreno ideal para el comienzo de una revolución más profunda.
Los inmigrantes no sólo trajeron mano de obra barata, sino también, ideas anarquistas y comunistas. Las mismas fueron sólo ideas teóricas, a las cuales los estados no le daban mucha importancia, hasta que se hicieron reales en 1917 con la revolución rusa.
La revolución bolchevique motivo a los grupos de obreros en Argentina. Yrigoyen (el presidente más cercano a las masas) tuvo que vivir en su propio gobierno dos de los hechos más lamentables de represión estatal: La semana trágica y las huelgas de la Patagonia.
La oligarquía presionaba al gobierno radical para que no permita que el “fantasma rojo” triunfe y ellos pierdan sus tierras. Yrigoyen fue duro con las huelgas y hasta puso como presidente a su ministro más oligarca para calmar las aguas: Marcelo T. de Alvear.
Los años 20 fueron muy buenos para la oligarquía argentina. Una Europa reconstruyéndose de la gran guerra solicitaba mucho alimento.
Todo parecía controlado hasta que se empiezan a dar dos factores. Por un lado, la amenaza roja era duramente reprimida en las calles por el ejército nacional, sin embargo, en las urnas, cada vez más socialistas ocupaban cargos políticos. Y el otro factor fue la caída de la bolsa en EEUU. La gran depresión generó que Inglaterra tuviera que ahorrar dinero y esto implicó dejar de comprar carne a la argentina.
Esta situación fue tan grave para la Argentina conservadora y la oligarquía que generó una reacción rápida. Para ellos, la democracia ya no convencía porque se estaba llenado de socialistas el congreso. Y la cancelación de compra de carnes por parte de Inglaterra, era culpa de una mala política diplomática por parte de los radicales.
Crisis política más crisis económica, da como resultado una revolución o golpe de estado.
Así fue, que el 6 de septiembre d 1930, se lleva a cabo el golpe de estado que retorna a la Argentina a fraude electoral y a la colonia inglesa (pacto Roca –Runciman) Una clara regresión a la época del PAN.