La aprobación del matrimonio
entre personas del mismo sexo, no es solo el triunfo de la comunidad gay, o de
una sociedad que busca la igualdad de leyes ante una misma constitución, sino
que es ante todo, un triunfo del amor.
La ley hace hincapié en que el
matrimonio es un derecho que deben poseer aquellas personas que se aman y
quieren celebrar su amor, más allá de su condición sexual.
La razón principal de casarse
debe ser el amor y no la reproducción, como lo definen algunos. La condición de
amar es la misma para todos, tengamos la preferencia sexual que tengamos,
porque el amor no discrimina. Entonces ¿Si el amor no discrimina, por qué las
leyes sí?
Estar en contra del matrimonio
igualitario es creer que existen condiciones para amar. Creer que existe una
sola definición de amor. Creer que podemos decir de quien nos podemos enamorar
y de quien no. Y nadie puede definir lo que es el amor, y es el amor la
principal razón para casarse. Por eso la aprobación de esta Ley es un triunfo
de todos, porque tengamos la preferencia sexual que tengamos, todos tenemos que
defender la condición de amar con libertad.
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