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jueves, 16 de diciembre de 2021

"Get Back" (2021) de Peter Jackson





Siendo sincero, pensé que este documental no iba a mostrar más cosas que la película “Let it be” de 1970. Sin embargo, Peter Jackson, me demostró que una edición diferente es una película diferente. “Get Back” es algo completamente distinto a “Let it be”, y claramente, algo mejor.

Es sumamente gratificante ver la evolución de una canción. Como nace, desde una melodía sin letra, acordes incompletos, ideas en el aire, hasta llegar a esas canciones que todos nos sabemos de memoria y que son parte de la banda sonora de nuestras vidas. La perfección existe, pero se crea. Lleva días, semanas, correcciones. Y sobre todo, lleva ensayar y volver a ensayar hasta que salga bien. 
Verlos componer esos clásicos desde cero los hace ver humanos. Dejan de ser “Los Beatles” y pasan a ser cuatro amigos músicos haciendo canciones. Como cuatro pintores pintando un mismo cuadro.

Se reflejan cuatro personalidades, cuatro formas de trabar y cuatro posturas ante una banda que ya llevaba 6 años desde que entró Ringo (los demás ya iban 11 juntos).

Paul se destaca por ser el mayor compositor, por las interminables indicaciones a los demás y por su seguridad de hacia dónde deben ir las canciones y la película. Quizás esta postura lo transforma en un líder impuesto. Es verdad, muchas veces puede quedar como un soberbio músico y un jefe auto declarado con poca paciencia. Pero también, es el que más en serio se toma el proyecto y es un guía necesario ante la pasividad de sus compañeros. Pasividad, que también puede ser producto de su postura de querer abarcar todo.

Y la situación más notable, es cuando Paul deja de ser Paul. Sólo se da por momentos, cuando John propone sus payasadas y sus arreglos psicodélicos. Paul, con cara de admiración total, no puede resistir sumarse al humor y al talento su gran amigo.

John, es claramente el líder emocional de la banda. Si Lennon llega de buen humor, todos están de buen humor. Si Lennon, hace chistes entre canciones, todos lo siguen (y en especial Paul). Si Lennon decide hacer un cover improvisado, todos lo siguen. Es un líder, pero no impuesto, es un líder natural. No busca conflictos. Escucha las correcciones y sugerencias de Paul sin reclamos. Busca integrar a George y hasta pide que se ensayen más sus temas. Sólo le interesa “Don’t let me down” y todo lo demás lo hace con agrado para aportar el grupo. Claramente, ya está pensando en sus proyectos musicales. Quizás por eso, cierta pasividad y muy buen humor. Lennon, ya estaba armando un futuro solista, activista y acompañado de Yoko.

Y la situación más notable es la presencia de su pareja, siempre a centímetros de él, entre los demás Beatles. Todo el tiempo. Hay conversaciones sobre arreglos musicales que se hablan con Yoko Ono en el medio de los dos y Paul estirando el cuello para poder ver a John.

George, luego de 11 años a las sombras de la dupla Lennon-McCartney, se nota su mal humor y su necesidad de expandir sus canciones. La nota color del documental la da él cuando renuncia a la banda a los pocos días de empezar el proyecto.

El descontento de Harrison viene de larga data. Los contratos iniciales con EMI lo dejaron a un margen de los derechos de las canciones de los Beatles porque en ese momento sólo componían Paul y John. Por lo tanto, toda canción que grabara la banda, la haya compuesto quien la haya compuesto, iba a ser acreditada como Lennon/ McCartney. George era el guitarrista tímido de apenas 19 años. Pero, al pasar los años, el nivel de las composiciones de George llegaron a ser excelentes. Por lo tanto, empezó a exigir su lugar ante los demás miembros de la banda y ante EMI.

Hay un detalle en el documental que grafica esto mismo. En una escena, los Beatles piden al ingeniero de sonido que grabe, pero en vez de hacer las canciones del disco, terminan improvisando, a lo que se escucha un reclamo: “Muchachos, cada cinta cuesta dinero” a lo que George responde: “Somos empleados de EMI, entonces que lo pague EMI”.

Sin embargo, su salida del grupo, nace en medio de la grabación ante la postura caprichosa de Paul por lo que tenía que tocar con su guitarra. Esta situación, quizás no fue tan grave, pero Harrison ya venía acumulando.

Finalmente, vuelve, pero con condiciones. Entre ellas, no grabar más en el estudio de televisión e ir a su propio estudio en las oficinas de Apple donde terminan tocando en la terraza.

Y la situación, más notable, es cuando le cuenta a John que necesita mostrar sus canciones pero en un álbum solista. No se lo dice a Paul, se lo dice a John, los dos solos (bueno, solos no, estaba Yoko). Acá ya se nota la necesidad vital de George de una carrera solista y de que su confianza no llegaba a todos los miembros de la banda.

Ringo, es Ringo. Siempre de excelente humor, excelente predisposición. Hace lo que le piden todos. Se banca todas las correcciones de Paul. Llega siempre temprano, no molesta, juega con los hijos de los demás, es el que más mira a la cámara y hace muecas. Es el miembro más importante de la banda a la hora de la unión. Ringo, es el que sólo con su presencia, baja las tensiones del ambiente ante 3 personalidades bastante ásperas por momentos.

Richard Starkey, es el ciudadano común que logró ser baterista de la mayor banda de la historia. Cobra fortunas, acata las órdenes de los demás sin molestia, no tiene presiones compositivas, no se hace mala sangre por nada y llega a su casa a cenar sin ningún estrés. Además, es el beatle más querido y con más fans. Para Ringo, es todo ganancia.

La razón de que la película se tenía que filmar con cierto apuro, era porque tenía que filmar una película con Peter Sellers. No sólo los demás tenían proyectos solistas. La carrera de actor de Ringo estaba en su pico máximo y con buenas críticas.

Y la situación más notable, es cuando compone junto a George “Octopus Garden”. Una mezcla de ternura y talento de ambos. Una canción que figura como de Starkey pero debería ser un 50% de Harrison (o más).


La sensibilidad y la edición de Peter Jackson nos muestra la intimidad de cualquier banda de rock. El esfuerzo, los enojos, el trabajo, la amistad. Es desocultar el lado humano detrás de cada disco.



lunes, 7 de junio de 2021

¿El arte es un trabajo?

Cuando hablamos de artistas, nadie se pregunta de qué trabajan. Parecería una redundancia. Sin embargo, no lo es. Vivir del arte no sólo es difícil hoy en día para un artista desconocido, siempre lo fue para todos. Los más grandes de la historia, no vivían de su arte, o por lo menos, no siempre lo hicieron.
Algunos estuvieron relativamente cerca, como Andy Warhol, Edward Hooper y Man Ray que trabajaron en publicidad o René Magritte en diseño gráfico. Otros más cerca del dinero como Gauguin, que fue agente de bolsa, Paul Cezanne empleado bancario o Monet y Miró que trabajaron en empresas comerciales.

Kandinsky, Luis Noé, Degas y Matisse eran abogados. Y hasta, Kandinsky llegó a ser profesor de derecho. Por lo tanto, también entraría en el rubro docente, como Mondrian que era maestro de primaria.

También fueron parte del sector público. Pollock fue empleado estatal, Francis Bacon agregado del embajador de Francia y Malevich con Schiele trabajaron en el rubro ferroviario de sus respectivos países.

Otros dedicaron muchos años a estudiar una carrera importante, como León Ferrari que era ingeniero y otros se la rebuscaban como podían como Van Gogh que era pastor pero que dependían de la ayuda económica de su hermano.

Poder vivir del arte nunca fue fácil. Sin embargo, no creo que eso sea la condición para ser artista.

En estos pocos ejemplos, apreciamos lo separados que estaban con respecto a trabajos, rubros, épocas y sueldos. Sin embargo, todos están juntos en las páginas de los libros de historia del arte.

Quizás ser artista no sea un trabajo, sino una manera de vivir.


viernes, 28 de mayo de 2021

"La metamorfosis"​ de Franz Kafka

 


“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.”

No existe un mejor comienzo. Kafka utiliza un gancho de carnicero para obligar a nuestra atención a leer y leer con tan sólo una oración inicial. Queremos saber cómo se transformó en un insecto. Pero lo más interesante, es que esto nunca se revela. Porque no importa el “¿Cómo?”, importa el “¿Por qué?”. Que claro, tampoco se revela. Será nuestra propia interpretación y el verdadero protagonista de esta historia.

Kafka narra los últimos días de la vida de Gregorio. Su vida era quizás, la más normal para un joven en esa época, pero eso no impedía que pudiera criticarla.

Cuando Gregorio, se despierta y se ve transformado en un insecto, lo primero que piensa es en que no va a poder ir al trabajo. No le preocupa se aspecto, no le preocupa que sea un insecto, no le preocupa por lo que le está pasando a él, sino por lo que pueda pensar su jefe si falta. La familia, también se ve preocupada por lo mismo y lo apresuran a salir del cuarto para que no falte.  Esta situación llega a su clímax cuando el mismo jefe de Gregorio se presenta en su casa. Se para en la puesta de su habitación y lo interroga sobre su falta de responsabilidad laboral.

Gregorio se angustia cada vez más, pero no por ser un insecto, sino porque ese día faltó al trabajo.

Kafka critica, mediante esta escena casi humorística, la deshumanización que crea el capitalismo.

Gregorio era el único que trabajaba en esa casa. Mantenía a su padre, madre y hermana. Y todos ellos lo presionaban para que trabaje duro, se esfuerce, no falte nunca y traiga la plata para ellos. Esta presión también se traslada al trabajo mismo, donde el Jefe lo va a buscar hasta su habitación porque faltó. Tanto la familia como el trabajo, lo explotan al máximo.

Pero él, no ve esa presión, no ve lo injusto de la situación. Es una situación normal todo lo que está pasando. De hecho se siente culpable. No importan los sentimientos, no importa que sea un insecto, no importa Gregorio, importa el trabajo y el dinero. El capitalismo terminó por deshumanizar a Gregorio.

No es un dato menor el año en dónde Kafka escribe “La metamorfosis”. 1915 representa un contexto histórico exquisito para analizar al capitalismo y sus efectos secundarios.

Estamos hablando de que fue escrita en plena primera guerra mundial (1914-1918), en el país que la inició (de alguna manera directa) conocido en esos tiempos como “El Imperio Astro-Húngaro”. De hecho, Franz Kafka, recibió su nombre de pila en honor al emperador Francisco José I.

La primera guerra mundial fue consecuencia del capitalismo extremo que llevó a las grandes potencias a repartirse el mundo para conseguir materia prima (Para fabricar sus productos) y nuevas rutas comerciales (Para venderlos). Y es en esa repartija, donde las ambiciones generaron las asperezas que terminaron resolviéndose con una guerra en su propio continente.

Franz, no fue convocado por su debilidad física (luego le diagnosticaran tuberculosis y morirá en 1924). Pero sí fue convocado su cuñado y esto lo obligó a hacerse cargo de la empresa familiar. Esta situación generó que la hermana se termine mudando con él y sus padres en la casa familiar. La situación económica era precaria para la familia, lo que motivó a rentar una habitación.

Esta situación es idéntica a la descripta en el cuento, además de la imagen autoritaria y represiva del padre. De repente, la vida del joven Kafka se confinada a trabajar, de sol a sol, para mantener a toda su familia. Pero lo peor de todo, es que ya no tenía tiempo para escribir. Su tiempo, su vida, sus proyectos, ya no existían. Ahora era un “ser” que servía para trabajar y mantener a su familia. Esta situación angustiante se ve fielmente reflejada en el texto.

Hasta aquí, se entiende el contexto y su crítica a este nuevo modo de vida en las ciudades. Pero ¿Por qué se transforma en un insecto?

Creo que es en esta pregunta dónde está la clave del relato. Este detalle fantasioso, que era vanguardista para la época, es donde se centra todo el éxito de la obra.

En una interpretación personal, no veo que la transformación en un monstruoso insecto sea algo malo. De hecho, lo contrario.

Claro que al principio genera rechazo porque es un insecto y naturalmente estamos diseñados para no sentir empatía por ellos. Pero creo que en el fondo, es apropósito esta elección por parte del autor, para luego, poder generar una interpretación positiva de algo negativo (como herramienta poética).

Cuando era humano, Gregorio tenía una vida miserable que rechazaba contundentemente. Ese tipo de vida es la que se tendría haber representado como un monstruoso insecto, sin embargo, lo hace con la figura humana del joven ideal que el capitalismo necesita. Y luego, cuando se transforma en el monstruoso insecto que ya no puede trabajar, es rechazado por su familia, su jefe y los huéspedes.

Por lo tanto, quizás, esa mañana Gregorio se despertó con ganas de cambiar su miserable vida y comenzar a priorizarse. Y es ahí, cuando los demás empiezan a verlo como un insecto que les genera rechazo porque ya no podrían explotarlo.

Gregorio cambia y gracias que pudo cambiar. Y no creo que al final haya muerto, sino que es una manera poética de representar la muerta de su antigua vida y el nacimiento de una nueva. Puede ser también una analogía a la madurez o el paso de un adolescente a adulto. Sea lo que sea, lo importante es que transformarse en un monstruoso insecto fue lo mejor que le pudo pasar en su vida.

lunes, 10 de mayo de 2021

"El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad

 




La revolución Industrial del Siglo XVIII proveyó al mundo de nueva tecnología para la producción y distribución de mercaderías. En búsqueda de materia prima y nuevas líneas de comercio, los países beneficiados por esta revolución, comenzaron a expandirse por África mediante la fuerza. Fue la famosa época del colonialismo europeo del Siglo XIX que llevó al mundo a la primera guerra mundial.

Pero antes, en 1884, se celebró en Berlín una conferencia entre las potencias europeas que tenían posiciones en el continente Africano para organizar las cosas y así evitar futuros conflictos. Las mismas fueron: Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, Portugal, Italia y el Imperio otomano (Turquía). En esa conferencia se repartieron el continente en favor del comercio y dejando de lado antiguas asperezas.

En 1890, Joseph Conrad (Autor de «El corazón de las tinieblas»), trabajó en uno de estos barcos mercantes europeas que llegaban al África para adentrarse en el rio Congo y comerciar con marfil.

En esos viajes, Joseph, se dio cuenta que el imperialismo no era una acción civilizadora como lo vendía la prensa europea. Los países del viejo continente no iban a “rescatar” del salvajismo a las culturas africanas ni a comerciar dignamente con ellos.

La acción de esos países fue el saqueo sistemático de materia prima utilizando la mano de obra de los habitantes como esclavos. Además, del robo de tierras, matanzas, violaciones y todo tipo de aberraciones fundamentadas en el racismo.

Esta dicotomía en el concepto de colonización, decepcionó a Joseph en lo más profundo de su ser. Y es lo que lo motivó a escribir «El corazón de las tinieblas», que además de ser una crítica directa al imperialismo (en una época donde estaba bien visto) también es un llamado de atención sobre la condición del ser humano en general.

Los europeos asumieron la colonización casi como un acto de caridad de un pueblo “superior” sobre uno “inferior”. Ellos consideraban al africano como un “salvaje” sin educación, sin leyes, sin estructura social, política y económica. Como un ser humano en su estado más primitivo, más cercano a un animal que a una persona. Un ser que vive según los instintos y pulsiones más básicas de toda persona. Y ellos iban a “ayudarlos” a ingresar en el mundo moderno.

Esta fue la forma de ver al colonialismo en la Europa de la “Belle Époque”. Y esta es la propaganda que se distribuyó a los países que no tienen intenciones en el continente africano. De esta manera, el mundo vio con buenos ojos la entrada de barcos ingleses, franceses, belgas a ríos africanos sin consentimiento alguno.

Sin embargo, Conrad notó, que al llegar al África, algo les pasaba a los “civilizados”. Su discurso caritativo desapareció por completo cuando al acercarse a la costa lo hicieron con un bombardeo constante desde los barcos (sin ningún motivo), cuando matar estaba prohibido por ley en su país. Y a medida que pasaban los días y avanzaban en el interior de la jungla, el comportamiento empeoraba, y cada vez más, leyes europeas se rompían en la selva.

Es como si, al alejarse de la ciudad, también se alejaban de su condición de “civilizado”. Y esto lo vivieran con cierto placer, con cierta sensación de libertad. Inconscientemente es una liberación de las normas, leyes y reglas del comportamiento civilizado en el cual fueron educados desde pequeños. Las normas reprimen los instintos y pulsiones más básicas del ser humano en pos de la convivencia de las ciudades abarrotadas de personas.

Y de repente, estos hombres se encontraron en tierras sin leyes, sin normas. Donde la única ley era la ley de la selva. Y esto generó una gran tentación para el inconsciente del hombre reprimido europeo. Tenían la oportunidad de cambiar todo lo malo de su sistema. No necesitaban dinero (que tanto les costaba conseguir) para conseguir comida o tierras. Fácilmente lo conseguían utilizando sus armas. No tenían jefes (que tanto los maltratan) podían hacerse de su propio sequito de autóctonos utilizando la fuerza y el miedo. Podían vivir como reyes de la selva si lo deseaban. El colono que representó esa idea era Kurtz.

(En la película “Apocalipsis Now”, Coppola utilizó esta dicotomía para explicar la perdida de la guerra en Vietnam. Lejos de su ciudad, lejos de las leyes, lejos de las normas, lejos de su formación reprimida, lejos de forma de vida, el soldado americano comenzó a entrar en este conflicto de identidad donde perdió las referencias culturales de su país natal. La jungla lo hizo conectarse con su lado más oscuro, primitivo y a resetearlo culturalmente. Muchos comenzaron a drogarse, a volverse locos. Otros, a darse cuenta que la forma de vivir a la cual estaba acostumbrado, era sólo una forma y que ellos no son nadie para forzar a cambiar la de otros. No sabían contra qué estaban peleando. Esta sensación se vio reflejado en los medios de comunicación y generó el fin del apoyo civil a la guerra.)

Claro está, que Francia, Inglaterra o Bélgica, sabían de estos trastornos que podrían sufrir sus colonos. De hecho, es el mayor peligro para sus empresas. Por eso, intentaron instalar colonias donde la “civilización” europea no se pierda y sea constante cómo si esa tierra fuera parte de Londres. Llevaban su arquitectura, su música, sus comidas, sus bebidas, su dinero y demás rasgos culturales para que el colono no se sintiera lejos de casa. Pero no siempre lo lograban. Por eso, al hablar de Kurtz, algunos colonos lo llaman “loco, asesino, demente” y otros “un genio”. Aquí se ve esa dicotomía que ellos tenían. Kurtz, era el ejemplo vivo de “dejarse llevar para el éxito personal”. Para algunos, algo muy malo, y para otros, lo ideal (pero que no se animaban a seguirlo).

En la novela, Charlie Marlow debe ir en busca de Kurtz para rescatarlo ya que estaba enfermo. Lo interesante, es que a medida que avanza por el río Congo, la concepción de Marlow sobre Kurst fue variando. Al principio, cuando llegó al África, para él, Kurst era un enfermo, salvaje y egoísta dictador pero a medida que pasaron los días, y se adentró en la selva, empezó a considerarlo un genio (una clara analogía a los efectos que generaba la distancia con la civilización en los colonos).

Finalmente, Charlie Marlow, llegó al reino de Kurst, lo subió al barco, y en el camino de regreso, murió. Pero antes de morir, sus últimas palabras fueron “el horror, el horror”. Estas palabras reflejaron el resultado de su elección. De elegir las acciones más oscuras del instinto del ser humano, sólo para el beneficio personal. Una analogía al modo de accionar que tuvo Europa sobre África.

Claramente, hay una crítica al colonialismo, pero también una analogía a lo frágil que puede ser el ser humano. Vivimos en una constante lucha entre ser un “civilizado” prisionero de las normas sociales o un “salvaje” libre de normas sociales.

Al final de “Apocalipsis Now”, el capitán Willard, a diferencia de Charlie Marlow en la novela, mata al “Dios Kurtz”. Esta es una adaptación de guion de Coppola. Luego del asesinato, el sequito de “salvajes” le hacen una reverencia como entregándose a su poder. En un segundo, Willard debe decidir, si aceptar este ofrecimiento de los indígenas y ser alabado el resto de su vida como un Dios o volver a la civilización a continuar con su vida. Este momento en la película es clave. Es el verdadero final. Finalmente, decidió volver a la lancha que lo llevará a la “civilización” en todos los sentidos posibles. Quizás, le tuvo miedo al cambio o quizás fue su verdadera elección. Lo importe es que el decidió. Uno decide qué ser humano quiere ser en cada decisión.

Los europeos decidieron ser “civilizados” a la hora de venderle al mundo sus campañas por África, pero decidieron ser “salvajes” a la hora de llevarlo a cabo.

No hay un ser humano civilizado y uno salvaje. Ambos conviven en el ser humano. Y esta convivencia se ve reflejada en la cantidad de opciones que tenemos a la hora de tomar cada decisión en nuestras vidas.