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viernes, 30 de junio de 2023

Martín de Álzaga



Era 1766, y en una mañana fría, llegaba al puerto de Buenos Aires un vasco de 12 años. Estaba solo, sin dinero y sin poder hablar el idioma castellano. Lo único que tenía era la dirección de su tío comerciante en estas extrañas tierras lejanas. La idea era poder trabajar en el comercio familiar entre Cádiz y Buenos Aires como cualquier otro joven pero no, él se convirtió en alcalde de la ciudad, héroe de las invasiones inglesas, conspirador y su cuerpo colgó 4 días en Plaza de Mayo. Un hombre clave para la historia argentina: Martin de Álzaga.

Luego de llegar a Buenos Aires, rápidamente logró independizase económicamente de su tío y abrió su propia compañía.  Sin embargo, la fortuna la hizo con el contrabando de armas y esclavos.

Se convirtió en terrateniente, se casó con una vecina de prestigiosos apellido (una de sus hijas fue abuela del presidente Quintana) y logró codearse con la cúpula de la ciudad.

Esta posición, y siendo español, lo ayudó para ser elegido como miembro del cabildo. Fue defensor de los pobres, fundó (junto a Belgrano) el Consulado de Comercio de Buenos Aires y en 1795 fue alcalde de primer voto (Administrador de justicia). Se opuso siempre al libre comercio y fue un férvido defensor del monopolio español.

En 1806, durante la primera invasiones inglesas, financió las milicias; alquiló casas frente a la plaza de mayo para tener zonas de tiro; cavó túneles para el tráfico de armas, movimiento de tropas y colocar dinamita para hacer explotar las barricadas inglesas desde abajo. También alquiló la quinta de Perdriel donde entrenaba Pueyrredón con sus Húsares y donde se libró la famosa batalla.

Álzaga fue un hombre clave para la reconquista de Buenos aires. Él conspiraba desde Buenos Aires, mientras Pueyrredón y Liniers, atacaban desde afuera. Ese efecto pinza fue inesperado para Beresford ya que pensaba que la ciudad estaba con él.

Luego de la rendición de los ingleses, fue nuevamente nombrado Alcalde y se encargó de reemplazar al Virrey Sobremonte por Santiago de Liniers (virrey interino).

En junio de 1807, en la segunda invasión inglesa, nuevamente eligieron la misma táctica: Liniers, desde afuera con una acción ofensiva, y Álzaga, desde Buenos Aires con una acción defensiva.

Lamentablemente, Liniers pierde su batalla en Miserere y los ingleses ingresan a la ciudad. Pero la defensa organizada por Álzaga, logró repelerlos convirtiéndose en el verdadero héroe de la defensa. Por esto, la Jun­ta de Se­vi­lla le otor­gó una me­da­lla de oro.

En 1808, Francia invade España y pone preso a Fernando VII. Ante este hecho, la posición de Martin de Álzaga para con el virrey Liniers cambia rotundamente ya que Santiago era Francés de nacimiento.

El 1 de enero de 1809, Álzaga (junto a sus milicias españolas)  intentó un golpe de estado pero no tuvo éxito. Saavedra, con sus milicias criollas (Patricios), los hizo cambiar de opinión. Esa misma noche, la Real Au­dien­cia pre­si­di­da, por el Vi­rrey Li­niers, con­de­nó a Ál­za­ga y sus alia­dos y los des­te­rró a Pa­ta­go­nes.

Aquí vemos dos cosas. Por un lado, la fidelidad eterna de Álzaga para con la corona española, y por otro lado, el primer indicio de independencia criolla, ya que preferían un virrey francés elegido por ellos a  volver a un virrey español elegido por el rey.

A pesar de su encarcelamiento, la suerte de Álzaga cambió rápidamente en 1809 cuando llegó a Buenos Aires el nuevo virrey nombrado por la junta de Cádiz. Baltazar Cisneros lo liberó de inmediato.

En 1810, Álzaga fue testigo de la Revolución de Mayo. Pero sorpresivamente, no se opuso, de hecho, colaboró con dinero. Claramente, fue obligado.

Apenas iniciada la revolución criolla, todos los comerciantes españoles de importancia fueron hostigados y saqueados.

A pesar de su colaboración, lo en­ce­rraron en un ca­la­bo­zo con ba­rra de gri­llos. Su esposa tuvo que pagar grandes sumas para que lo liberaran.

Pero quizás, tan errados no estaban los independentistas en sospechar de Álzaga, ya que en 1812, lo descubrieron conspirando para realizar un golpe de estado. Esta información llego a los criollos por una denuncia de un esclavo: “El Ne­gro Ven­tu­ra”, cuya colaboración, fue ge­ne­ro­sa­men­te pre­mia­do por el triunvirato con la libertad.

Álzaga fue sentenciado a muerte por Bernandino Rivadavia. Y para muchos, esto no es casualidad. Siempre se rumoreó que Álzaga estuvo con la esposa de Rivadavia, Joaquina (hija del Virrey Del Pino). Y en un acto de celos y codicia (ya que por traidor se apropió de todos sus bienes) Bernardino “compró” una confesión de un esclavo a cambio de su libertad.

El 6 de Julio de 1812, Martin de Álzaga fue fusilado y su cadáver colgado en plaza de mayo durante 4 días como señal de amenaza ante cualquier intento de conspiración contra el nuevo gobierno patrio.

Nunca sabremos si lo mataron por ser conspirador, por haber sido amante de la mujer de Rivadavia o para poseer sus bienes para financiar la revolución. Seguramente sean todas.

Martin de Álzaga, un hombre que la historia Argentina lo vio como un traidor, pero que en verdad, nunca lo fue. Álzaga era español y siempre fue fiel a su España.


Su busto en su plaza en el barrio de Palermo

Descansa en Recoleta en su bóveda familiar junto a Felicitas Guerrero.



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