La revolución industrial había cambiado al mundo y ya estaba claro, que las potencias mundiales, eran los países industrializados que habían apostado a esta revolución (Inglaterra, Francia, Alemania).
Esta nueva economía mundial, dividía a los países en dos grupo: Los países industrializados (que creaban y vendían productos manufacturados) y los países no industrializados (que vendían materia prima a los industrializados).
Esto se denomina, en el capitalismo, “La división del trabajo”. Cada país debería “elegir” en qué grupo iba a estar y qué modelo económico iban a optar (Modelo Industrial o Modelo Agroexportador)
Algunos países no tuvieron dudas pero otros, como EEUU, que ya tenían fábricas (norte) y todavía vendían grandes toneladas de materia prima (Sur) tuvieron que definirlo con una guerra: La famosa guerra de la secesión (1861-1865).
El sur no quería perder las ganancias de vender algodón y azúcar al mundo con mano de obra esclava. Prácticamente, no tenían perdidas. Y el norte, que no tenía las condiciones climáticas para poder sembrar, apostaba a la industria y el obrero asalariado para que pueda comprar los bienes producidos.
Finalmente, ganó el norte y EEUU se alineó a las potencias industrializadas.
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