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martes, 26 de julio de 2016

"Hermafrodito y Salmacis" de François-Joseph Navez



Hermafrodito era hijo de Afrodita y Hermes (De ahí la combinación de nombres).
Afrodita estaba casada con Hefesto (el severo y malhumorado dios del fuego y la fragua) pero como era un matrimonio arreglado ella nunca fue feliz y vivía historias de amor prohibido con otros Dioses y mortales. Uno de esos amores fue con Hermes. Sin embargo, Afrodita no podía con su culpa por ser infiel, y decidió entregar al hijo que tuvieron, a las ninfas del monte Ida para que lo críen. 
Hermafrodito fue creciendo hasta convertirse en un bello joven, del cual una de las ninfas no pudo evitar enamorarse. Ella era la Náyade (Ninfa de agua dulce): Salmacis.
A pesar de sus intentos por conquistarlo, Hermafrodito no estaba muy interesado en ella y la evitaba a toda costa. Pero un día, mientras Hermafrodito se bañaba desnudo en un lago, Salmacis lo abrazó intensamente tratando, de alguna manera, convencerlo de su amor. Se inició un forcejeo entre ambos. Hermafrodito no puede ganar la batalla y la ninfa lo empezó a llevar a lo profundo del lago. Ya debajo del agua, y quedando poco tiempo para que Hermafrodito muera ahogado, Salmacis le pidió a los Dioses: “¡Dioses! Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él”. Los Dioses escucharon y actuaron: La unión entre ambos fue literal. Ambos cuerpos se fusionaron para siempre en un solo ser, de doble sexo.

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