La confederación argentina por un lado y el estado de Buenos Aires por el otro. La edad media entre Rosas y el estado argentino moderno. (1852-1862)
Luego de ganar la batalla de Caseros, de expulsar a Rosas y consolidarse en el poder, Urquiza asumió el rol de representante de comercio exterior de la confederación. Uno de sus primeros actos fue invalidar el tratado de Rosas y dictó la apertura de los ríos a todas las naciones, siendo los buques libres para navegar y levantar o dejar carga sin tener que parar antes en Buenos Aires.
Era el tan deseado sueño federal. Sin embargo, esto provocó la separación de Buenos Aires de la confederación con la revolución del 11 de septiembre de 1852. Así nació el estado de Buenos Aires (1852-1861). Sus líderes fueron Valentín Alsina y Bartolomé Mitre.
En 1853, se crea la tan deseada y pospuesta constitución. La misma fue republicana, federal y presidencialista. La capital fue Paraná y el primer presidente, Urquiza. Buenos Aires no participó por ser un estado independiente.
Durante 1853 – 1859, convivieron sin guerras, la Confederación a cargo del federal Urquiza y el estado de Buenos Aires a cargo del unitario Mitre. La libre navegación de los ríos les convenía a ambos.
Sin embargo, el puerto de Buenos Aires, seguía siendo el mejor en estructura, ubicación, condiciones navegables y políticas. Era el puerto conocido y respetado por Europa. A la confederación le costó competir con sus puertos de río pocos profundos y alejados. Las potencias europeas, preferían comerciar con el puerto de Buenos Aires y esto llevo a qué las provincias de la confederación se vuelquen, de nuevo, al puerto de Buenos Aires. Esto hizo más rica a la provincia generando su mejor época económica.
Al ser un estado independiente, las provincias pagaban para entrar y para utilizar el puerto. Buenos aires disfrutaba de ingresos aduaneros sin tener que dividirlos con el resto de la Confederación o gastarlos en guerras. Apareció el servicio de agua corriente, el de gas de alumbrado y la primera línea de tren con la famosa locomotora: “La porteña”. Lujos que soñaban las otras provincias. Además poseía su propia moneda, leyes y ejército. Y en 1855 se comenzó a construir el primer puerto funcional de Buenos Aires: La aduana de Taylor y el muelle de pasajeros. Hasta ese entonces, el “puerto” eran carretas tiradas por caballos que se adentraban en el río (donde el agua no llegaba a taparlos) hasta llegar al barco donde realizaban la carga/descarga de mercadería/pasajeros en medio del agua.
Hay que tener en cuenta que el río de la plata es poco profundo, casi plato o como le dicen los ingleses: “River Plate”. Es muy interesante que el factor más importante de nuestra historia no existiera realmente como tal antes de 1857. O sea, obtuvimos la Constitución, con todo lo que nos costó por el tema del puerto de Buenos Aires, antes que la creación del mismo.)
Urquiza intentó cambiar la situación anexando Buenos Aires a la confederación con la batalla de Cepeda (1859). Logró vencer a Mitre y la anexión pero no logró quitarle su importancia. Finalmente, le concedió el poder a Mitre mediante una falsa derrota en la batalla de Pavón (1861). Una decisión, que no sólo lo transformó en un traidor para los federales, sino que le costó su propia vida.
La Argentina volvió a tener a la cabeza a la ciudad de Buenos Aires a pesar de ser un estado federal declarado en su constitución y de que Mitre haya perdido ambas batallas.
Quedó en evidencia que el vínculo comercial entre el puerto de Buenos Aires y Europa fue más fuerte que las armas y la pluma juntas.
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