Era
1766, y en una mañana fría, llegaba al puerto de Buenos Aires un vasco de 12
años. Estaba solo, sin dinero y sin poder hablar el idioma castellano. Lo único
que tenía era la dirección de su tío comerciante en estas extrañas tierras
lejanas. La idea era poder trabajar en el comercio familiar entre Cádiz y
Buenos Aires como cualquier otro joven pero no, él se convirtió en alcalde de
la ciudad, héroe de las invasiones inglesas, conspirador y su cuerpo colgó 4
días en Plaza de Mayo. Un hombre clave para la historia argentina: Martin de
Álzaga.
Luego
de llegar a Buenos Aires, rápidamente logró independizase económicamente de su
tío y abrió su propia compañía. Sin
embargo, la fortuna la hizo con el contrabando de armas y esclavos.
Se
convirtió en terrateniente, se casó con una vecina de prestigiosos apellido
(una de sus hijas fue abuela del presidente Quintana) y logró codearse con la
cúpula de la ciudad.
Esta
posición, y siendo español, lo ayudó para ser elegido como miembro del cabildo.
Fue defensor de los pobres, fundó (junto a Belgrano) el Consulado de Comercio
de Buenos Aires y en 1795 fue alcalde de primer voto (Administrador de justicia).
Se opuso siempre al libre comercio y fue un férvido defensor del monopolio
español.
En
1806, durante la primera invasiones inglesas, financió las milicias; alquiló
casas frente a la plaza de mayo para tener zonas de tiro; cavó túneles para el
tráfico de armas, movimiento de tropas y colocar dinamita para hacer explotar
las barricadas inglesas desde abajo. También alquiló la quinta de Perdriel
donde entrenaba Pueyrredón con sus Húsares y donde se libró la famosa batalla.
Álzaga
fue un hombre clave para la reconquista de Buenos aires. Él conspiraba desde
Buenos Aires, mientras Pueyrredón y Liniers, atacaban desde afuera. Ese efecto
pinza fue inesperado para Beresford ya que pensaba que la ciudad estaba con él.
Luego
de la rendición de los ingleses, fue nuevamente nombrado Alcalde y se encargó
de reemplazar al Virrey Sobremonte por Santiago de Liniers (virrey interino).
En junio de 1807, en la segunda
invasión inglesa, nuevamente eligieron la misma táctica: Liniers, desde afuera
con una acción ofensiva, y Álzaga, desde Buenos Aires con una acción defensiva.
Lamentablemente, Liniers pierde
su batalla en Miserere y los ingleses ingresan a la ciudad. Pero la defensa
organizada por Álzaga, logró repelerlos convirtiéndose en el verdadero héroe de
la defensa. Por esto, la Junta de Sevilla le otorgó una medalla de oro.
En 1808, Francia invade España y
pone preso a Fernando VII. Ante este hecho, la posición de Martin de Álzaga
para con el virrey Liniers cambia rotundamente ya que Santiago era Francés de
nacimiento.
El 1 de enero de 1809, Álzaga
(junto a sus milicias españolas) intentó
un golpe de estado pero no tuvo éxito. Saavedra, con sus milicias criollas
(Patricios), los hizo cambiar de opinión. Esa misma noche, la Real Audiencia
presidida, por el Virrey Liniers, condenó a Álzaga y sus aliados y
los desterró a Patagones.
Aquí vemos dos cosas. Por un
lado, la fidelidad eterna de Álzaga para con la corona española, y por otro
lado, el primer indicio de independencia criolla, ya que preferían un virrey
francés elegido por ellos a volver a un
virrey español elegido por el rey.
A pesar de su encarcelamiento, la
suerte de Álzaga cambió rápidamente en 1809 cuando llegó a Buenos Aires el
nuevo virrey nombrado por la junta de Cádiz. Baltazar Cisneros lo liberó de
inmediato.
En 1810, Álzaga fue testigo de la
Revolución de Mayo. Pero sorpresivamente, no se opuso, de hecho, colaboró con
dinero. Claramente, fue obligado.
Apenas iniciada la revolución
criolla, todos los comerciantes españoles de importancia fueron hostigados y saqueados.
A pesar de su colaboración, lo encerraron
en un calabozo con barra de grillos. Su esposa tuvo que pagar grandes
sumas para que lo liberaran.
Pero quizás, tan errados no
estaban los independentistas en sospechar de Álzaga, ya que en 1812, lo descubrieron
conspirando para realizar un golpe de estado. Esta información llego a los
criollos por una denuncia de un esclavo: “El Negro Ventura”, cuya
colaboración, fue generosamente premiado por el triunvirato con la
libertad.
Álzaga fue sentenciado a muerte
por Bernandino Rivadavia. Y para muchos, esto no es casualidad. Siempre se
rumoreó que Álzaga estuvo con la esposa de Rivadavia, Joaquina (hija del Virrey
Del Pino). Y en un acto de celos y codicia (ya que por traidor se apropió de
todos sus bienes) Bernardino “compró” una confesión de un esclavo a cambio de
su libertad.
El 6 de Julio de 1812, Martin de
Álzaga fue fusilado y su cadáver colgado en plaza de mayo durante 4 días como
señal de amenaza ante cualquier intento de conspiración contra el nuevo
gobierno patrio.
Nunca sabremos si lo mataron por
ser conspirador, por haber sido amante de la mujer de Rivadavia o para poseer
sus bienes para financiar la revolución. Seguramente sean todas.
Martin de Álzaga, un hombre que
la historia Argentina lo vio como un traidor, pero que en verdad, nunca lo fue.
Álzaga era español y siempre fue fiel a su España.
Su busto en su plaza en el barrio de Palermo |
Descansa en Recoleta en su bóveda familiar junto a Felicitas Guerrero. |