martes, 26 de julio de 2016

"Dánae" de Gustav Klimt


Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos y Eurídice, ninfa de los valles. Constantemente la joven sufría la presión de su padre por no darle herencia masculina a su familia. Tan preocupado estaba Acrisio, que decidió consultar al oráculo. El mismo le anunció, que el nieto que él tanto esperaba, iba a ser su futuro verdugo. Ante semejante noticia, el rey de Argos no perdió tiempo y decidió encerrar a su hija en un calabozo para evitar que cualquier hombre pudiera embarazarla.
Dánae era una hermosa mujer con varios pretencientes, pero había uno sólo que podía amarla a pesar de su encierro. Ese gran admirador, era nada más y nada menos, que Zeus.
El rey del Olimpo tuvo que buscar la manera de transformarse en algo que pudiera llegar a ella. Al poco tiempo, se conviertió en lluvia dorada, y así, pudo cumplir con el anunció del oráculo.
Dánae quedó embarazada, y dio a luz a Perseo. Al enterarse Acrisio de su nacimiento, los encerró a los dos en un cofre y los lanzó al mar. Zeus los protegió (pidiéndole a Poseidón que calmara las aguas) y finalmente llegaron a salvo a la isla de Séfiros, donde los recogió un pescador que cuidó de ambos. Y la historia sigue…



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