martes, 26 de julio de 2016

Saber o no saber, esa es la cuestión (Edipo Rey)



Edipo rey es el título de una tragedia griega de Sófocles. Para muchos la obra cumbre de la literatura antigua.
Se basa en el destino. Edipo, su protagonista, no puede evitar su destino de matar a su padre y casarse con su madre.
Algo interesante en esta tragedia, es ver como conviven la razón y la religión en la vida del griego antiguo. Son los padres del razonamiento, la ley y la ciencia. Sin embargo, basan los acontecimientos del presente como un beneficio, o un castigo, divino.
Al comienzo, el pueblo le pide a su rey, Edipo, que los salve de sus males: “…éste es el ruego que te hacemos, suplicantes, radique en algo que le hayas oído decir a un dios o en algo que sepas por un hombre.”
La solución de Edipo descansa en los dioses y los humanos. Y si no lo resuelven los dioses, la culpa es de él:…”lo envié (a Creonte) al oráculo pítico de Febo, para que preguntara con qué obras o con qué palabras puede salvar nuestra ciudad. (…) Pero, cuando llegue, de no hacer yo todo cuanto el dios haya manifestado, entonces toda la culpa fuera mía.”
Tiresias a Edipo: “En fin, no es mi destino que caigas por mí; ya basta con Apolo que se preocupa de ello”
El pedir ayuda radica tanto en los hombres como en los dioses. Es una combinación interesante que permite reflejar esta dicotomía en el hombre griego.
Luego aparece otro tema, que puede ser perfectamente, el principal: El saber, con todo lo bueno y malo que implica.
Tiresias anuncia que la solución es desterrar al responsable de la muerte de Layo. Edipo no sabe que lo mató él y encabeza una investigación fugaz. La soberanía de la ignorancia inunda su gobierno. Esto lo mantiene intranquilo y le quita poder. El saber se metaforiza en el poder ver.
Creonte propone a Tiresias para ayudarlos, y auque sea ciego, puede ver más que lo que puede ver Edipo teniendo ojos: “Yo sé de un señor que ve hasta más que el señor Febo, y es Tiresias.”
Tiresias sabe perfectamente que el asesino de Layo fue su propio hijo, Edipo, y dijo: “¡Ay, ay, que terrible es saber algo, cuando ello no puede ayudar al que lo sabe!”
Luego a Edipo: “Será ciego aunque antes ha visto, y pobre, en vez de rico y tanteando ante sí con un bastón se encaminará a extrañas tierras.”
Edipo, hablando de la muerte de Layo: “… no he podido ver al que lo vio”.
Edipo al enterarse de la verdad: “Esta ignorancia que tú llamas mejor hace ya tiempo que me tortura.”
El destino hizo su trabajo, y auque a Edipo le duele el saberlo, se hizo cargo de ello quitándose los ojos. Una manera de no querer ver (saber) la tragedia que generó.
Es interesante como Sófocles plantea el dilema del saber. Por un lado es una necesidad casi vital, un sinónimo de poder, de libertad, el don de los curiosos. Y por otro, es algo sumamente peligroso, difícil de llevar y lidiar. Edipo estuvo toda la obra en busca de la verdad. Estaba seguro de que cuando supiera quién mató a su padre, encontraría la tranquilidad. Sin embargo, al enterarse que había sido el mismo, se dio cuenta de que estaba más tranquilo antes, cuando todavía era un ser ignorante.
El saber es un arma de doble filo, del cual solo algunos, pueden lidiar con su verdad.

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