martes, 26 de julio de 2016

"La soga" de Hitchcock



Alfred Hitchcock nos regala su primer película a color y producida totalmente  por él. El film está basado en una adaptación de la obra de teatro “Rope's end" de Patrick Hamilton, y lo interesante, es que Alfred no se aleja del formato de teatro.Dos jóvenes realizan un asesinato sólo por el placer de demostrar que el crimen perfecto puede existir si se hace con un nivel de inteligencia privilegiado. Luego del hecho deciden realizar una fiesta, donde uno de los invitados, comienza a refutar el concepto del crimen perfecto sobre la sospecha de ellos mismos.La película toda transcurre sobre una sola escenografía. Desde que se inicia, y después de los créditos, la cámara ingresa en el departamento de estos jóvenes en la ciudad de Nueva York, y de allí, no se mueve. Esta es la principal característica que nos recuerda al teatro vivo.Claramente en contraposición a “La ventana indiscreta” sonde la cámara, y el espectador, se quedaba por fuera de los departamentos. Aquí, ingresamos en el lugar del hecho. Somos espectadores espías. Al mismo tiempo nos sentimos oprimidos, encerrados, claustrofóbicos. Sólo cuando James Stewart abre la ventana y lanza tres disparos para llamar la atención del exterior, una vez descubiertos los asesinos, sentimos la brisa de aire fresco que tanto necesitábamos.Otro punto interesante es el transcurso del tiempo. Hitchcock respeta el uso del tiempo real. Nada más parecido a la realidad. Y este concepto se ve reforzado con la poca cantidad de cortes. Prácticamente el film es un gran plano secuencia. Y como en esa época los rollos duraban unos 8 minutos, vemos como en los planos cercanos a las chaquetas, Alfred aprovecha, y realiza el cambio de cinta.El film desarrolla un drama criminal y un thriller con elementos de horror. El espectador conoce desde el inicio los hechos criminales y su autoría, mientras los ignoran los protagonistas. A partir de esta situación se crea una atmósfera tensa e inquietante de suspense, que gira en torno a una cuestión clara y bien definida. Las actuación son excelentes a pesar de no ser tan conocidos los actores.Humor negro típico, donde se combinan peligrosas teorías sobre la supremacía intelectual innata de algunos seres humanos sobre otros y lo macabro y morboso a modo de juego y excitación de confrontar con lo comprometido. Al mismo tiempo Hitchcock nos trae a tema el concepto de “superhombre” de Nietzsche.“Hay hombres inferiores y hombres superiores, el superhombre pertenece a este segundo grupo; los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer”¿Hay hombres superiores intelectualmente que merecen vivir más ante los débiles? ¿Es parte de una depuración de hombres el crimen perfecto? Estos temas los tocan los protagonistas cuando hablan del crimen como un arte privilegiado de algunos hombres capases de realizarlos.“La soga” de Alfred Hitchcock es una gran film donde se ve una mezcla perfecta entre el teatro vivo y el cine color. El plano secuencia dejará su firma, junto a los grandes diálogos y tomas largos, y el concepto de “superhombre” de Nietzsche no podrá dejarse de lado en el debate final. Pero lo que más nos dejará a flor de piel, es la tención que genera el saber realmente que está pasando mientras los protagonistas no tienen ni idea. La complicidad con el espectador es la búsqueda constante. Esa manera de obligarlo a hacerse cargo del conocimiento. ¿Quién dijo que la ignorancia no causaba placer? Esa será la firma de Alfred que quedará en la historia del thriller cinematográfico. 
 



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